El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, visitando las instalaciones de la Cumbre.

Foto: Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa

Madrid es, durante estos días, epicentro de la geopolítica mundial como sede de la XXXII Cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Este organismo intergubernamental, de naturaleza militar y fundado en 1949, lo componen países aliados de la esfera occidental incluyendo los miembros del todopoderoso G-7. Entre sus 30 socios, comprometidos a una defensa mutua en caso de agresión externa y a la cooperación entre sus respectivos ejércitos, se cuentan Estados Unidos, la gran mayoría de naciones europeas, Canadá y una potencia regional de la talla de Turquía.

 El Rey de España y el Gobierno de la Nación han preparado todo lo necesario, en materia de protocolo oficial, organización y seguridad, para el eficaz y solemne desarrollo de la cumbre que muchos ya describen como la más importante en décadas. La capital española, de 3,3 millones de habitantes y más de 6 en su área metropolitana, ha dispuesto sus mejores galas para recibir a un amplio número de jefes de Estado y Gobierno, ministros de Defensa y Exteriores, acompañados de nutridas delegaciones. El Palacio Real, el recinto ferial de IFEMA y los museos nacionales son algunos de los escenarios de este encuentro.

 El convulso contexto actual, marcado por la guerra en Ucrania y las tensiones con Rusia, es el escenario de fondo en esta reunión, donde se consensuarán estrategias, acciones y discursos. El secretario general de la OTAN y ex primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, ha asegurado que la cumbre va a ser “histórica y transformadora”. “Vamos a acordar un cambio fundamental. Vamos a expresar nuestro apoyo a Ucrania. Vamos a invitar a Finlandia y Suecia para que se conviertan en miembros”, ha asegurado el máximo responsable de la Alianza.

 Naturalmente, la gran estrella invitada de esta cumbre es el presidente estadounidense, Joseph R. Biden. EEUU es todavía la primera nación del mundo en todos los ámbitos (diplomacia, finanzas, moneda, ciencia, nuevas tecnologías, etc.), pero destaca especialmente como líder militar absoluto y hegemónico contribuyente de la OTAN. No en vano, el presupuesto de sus fuerzas armadas supera, y de lejos, al de todos sus socios juntos. Por tanto, la Casa Blanca impulsa principalmente las directrices de la Alianza.

 Como anécdota queda la impresión que el Sr. Biden se ha llevado del imponente Palacio Real de Madrid, más grande que Versalles y el doble que Buckingham en superficie. Este edificio, sede oficial de la jefatura del Estado español, fue construido en el siglo XVIII, cuando desde Madrid se regían los destinos del mayor imperio del mundo, que incluía entonces una gran parte de lo que fue después Estados Unidos. El presidente norteamericano ha señalado, entre admiración y broma, que «Ojo, que quizás no nos vamos».

Carlos Marcuello

Director Académico Máster de Relaciones Internacionales.