Por Javier Dominguez. Director académico y profesor del Área de Logística del Instituto Séneca
Los vehículos VEA
Los últimos avances tecnológicos, en lo que al uso de combustibles se refiere, están, poco a poco, revolucionando el mundo del transporte tal y como lo conocemos. Estos vehículos propulsados por energías alternativas (VEA) han llegado para quedarse, por lo que nos conviene, ahora más que nunca, conocer sus virtudes y defectos para saber si se pueden adaptar o no a nuestra estrategia u operativa.
Las empresas que logren introducir estos nuevos vehículos gozarán de diversas ventajas tanto de carácter promocional como definitivo: precio del combustible inferior al tradicional, prioridad y uso en horarios restringidos de zonas de carga /descarga, ayudas en la adquisición, acceso a zonas de bajas emisiones, obtención de una flota ecológica como estrategia de marketing, entre otros.
A cambio, y en algunos casos, verán reducida su flexibilidad en el momento de repostar tal y como veremos a continuación. Conviene señalar en este punto, que existen diversas páginas web que nos pueden ayudar a localizar los diferentes puntos de recarga tanto en el mapa nacional como en el internacional.
Hablamos de:
- Vehículos eléctricos Puros
- Vehículos eléctricos híbridos Enchufables
- Vehículos eléctricos híbridos No Enchufables
- Vehículos propulsados por Gas Licuado del Petróleo (GLP)
- Vehículos propulsados por Gas Natural Comprimido (GNC-Corta distancia-turismos)
- Vehículos propulsados por Gas Natural Licuado (GNL- Larga distancia- autobuses/camiones)
Si bien es cierto que los vehículos eléctricos presentan los mejores precios por kilómetro (poco más de 1 euro / 100 kilómetros), también se ven muy condicionados a los requerimientos propios de este sistema de propulsión. Es necesario dedicar hasta 7 horas para la recarga de las baterías en los casos más básicos, y desde tan solo 30 minutos en los que integran la carga rápida y que además puede hacerse en los puntos de recarga en ruta. Esta situación puede minimizarse a través de los vehículos híbridos enchufables y no enchufables, a cambio de una perdida de autonomía (en este orden) y aumento del consumo de combustible tradicional.
Otra atractiva opción la componen los vehículos propulsados por gas, aunque con importantes matices. En primer lugar, el GLP es el resultado obtenido por la extracción de petróleo y, por tanto, es comercializada por las propias petroleras en sus mismas gasolineras en muchos casos. Por tanto, presentan una notable cantidad de puntos de recarga, y versiones híbridas. Su precio está fijado por la publicación del BOE y con un precio de 0,663660 €/Kg a día 19/10/2020. Un precio muy atractivo, salvo porque el consumo aumenta en un porcentaje notable.
Casi cualquier vehículo puede ser transformado con una siempre modificación en taller, por un precio razonable y una pequeña pérdida de espacio.
Los gases naturales (GNC-GNL) por el contrario, mantienen unos consumos normales y unos precios muy competitivos, presentándose como una de las opciones con más tirón.
El GNC (corta distancia), es utilizado por las furgonetas y turismos en versiones puras o híbridas y, el GNL (larga distancia) en vehículos pesados tales como camiones y autobuses.
En ambos casos, sus puntos de recarga son muy limitados por lo que se recomienda contar con un depósito propio.
Alimerka es un buen ejemplo de una política basada en el impulso del GNL, y que en la actualidad ha sustituido su flota gracias a su modelo centralizado de distribución que le ha facilitado su implantación.
Por último, es justo también citar en el largo plazo a los vehículos propulsados por pila de hidrógeno que, aunque pueden parecer sistemas más cercanos a la ciencia ficción, acabarán llegando para revolucionar nuevamente el transporte.
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