La cadena de producción es la red de organizaciones que se hallan implicadas a través de una serie de eslabones, corriente arriba, corriente abajo en los diferentes procesos y actividades que producen valor en forma de productos y servicios depositados en las manos del consumidor último.

Un fabricante de muebles forma parte de una cadena de producción que se extienden de corriente arriba a través de los extractores de maderas y los fabricantes de tableros, y corriente abajo a través de los distribuidores hasta en consumidor. Cada una de estas organizaciones de la cadena dependen por definición unas de otras, aunque no suelen cooperar muy estrechamente unas con otras.

La gestión de la cadena de producción no es lo mismo que la integración vertical. Normalmente la integración vertical significa la adquisición de los proveedores corriente arriba y de clientes corriente abajo. En la actualidad la tendencia más generalizada es la de concentrar los esfuerzos de la empresa en lo que realmente sabe hacer y subcontratar todo lo demás. Por ejemplo, las compañías que antes fabricaban sus propios componentes, ahora sólo montan el producto terminado, como los fabricantes de automóviles. En Apple Computer el 93% de coste de venta de un ordenador ha sido suministrado por proveedores externos.

Esta tendencia tiene muchas implicaciones para la gestión logística, por ejemplo la coordinación del flujo de materias primas procedentes de numerosos proveedores, nacionales y extranjeros, y gestionar también la distribución del producto terminado a través de múltiples intermediarios.

En definitiva, el concepto de gestión de la cadena de producción es una realidad de naturaleza logística. La gestión logística se ocupa principalmente de organizar los flujos dentro de la organización, mientras que la gestión de la cadena de producción va más allá, integrando en la misma a proveedores y clientes.