Habilidades Sociales: Más allá de lo medible

Por: Chema Monje – Psicólogo y Colaborador externo de Instituto Séneca

La valía estuvo desde hace tiempo supeditada a marcadores del cero al diez, del suspenso al sobresaliente o del, entre otros, apto al no apto.
La altura a la que se llegaba en esa escala de valores, generalmente en pruebas o exámenes, determinaba poder optar a aquello que buscábamos, e incluso, de llegar a valores muy altos, a contar con un merecido reconocimiento social.
Sin embargo, es cada vez más extendido que esta capacidad académica e intelectual nos identifica solo de forma parcial, quedando pendiente por comprobar el resultado que se extrae de nuestra forma de hacer frente a la realidad que nos rodea, lo que completaría el pronóstico de nuestra posible evolución, desarrollo o efectividad.

¿Qué son las habilidades?

Las habilidades corresponden a la capacidad y disposición, innata o adquirida, que tenemos
para hacer algo.
Se define como un desempeñar específico, correcto y fácil de una acción, tarea, labor o
cometido, ya sea de carácter mental, social o físico.
Es hacer algo con precisión, ser competente, contar con la atribución, de forma talentosa, con
simpleza, destreza, maestría e incluso gracia.

¿Qué son las habilidades sociales?

Las habilidades sociales son la capacidad para entrar en interacción con las personas y el
entorno en una forma y apariencia comúnmente aceptada.
Difíciles de medir, pero observables y por tanto delatoras de lo que somos puestos en relación.
Un estilo de afrontar lo que nos llega alejados del conflicto, la ira, la frustración, la insana
competencia, el rechazo o la mala educación y próximos a una mayor conciliación con nuestro
discurso, contribución con nuestra propuesta, cercanía con nuestro buen talante o intención de
mejora con la energía de nuestros actos.

¿Cómo puedo potenciar mis habilidades sociales?

Es un buen punto de partida quedar enterado de que la inteligencia emocional, el liderazgo
consciente, la resolución de conflictos, la toma de decisiones, dotes comunicativas, el trabajo
en equipo o el pensamiento crítico, entre otras muchas, son algunas de las más demandadas.
Después, de suma importancia es ser propio conocedor de las que habilidades que se tienen y
de aquellas de las que se carece.
A partir de aquí, comienza la práctica y el entrenamiento que ejercita las habilidades que nos
acompañan y la búsqueda y la persecución de aquellas que se quiera lograr.
Merece la pena intentarlo. Ánimo.